¿El fin de los bancos?
Trato de imaginarme que hacían los Dinosaurios cuando se dieron cuenta que iban a extinguirse.
Tengo la visión de una nueva era que se avecina, y los actuales Dinosaurios no han tomado conciencia del tamaño del cambio. Algo les dice que están en peligro y, como instintivamente se reacciona en esos casos, tratan de resistirse tratando de convencer al entorno de que son necesarios. Se camuflan pero no dejan de ser en esencia lo que son, y por lo tanto están destinados a desaparecer como tales. Según la teoría de Darwin, solo sobrevivirán los que se adapten. Pero adaptarse no es camuflarse, es verdaderamente transformarse.
Hablo del sistema financiero y del sistema bancario y, por qué no, del sistema político también.
La globalización es el resultado de la existencia de canales directos de contacto que despertó la conciencia sobre las posibilidades que permiten la interacción masiva de noticias, comercio, tendencias sobre consumo, necesidades humanitarias, solidarización de eventos socio-culturales internacionales, y la lista de resultados es interminable.
Esto sucedió con la revolución de la industria tecnológica, y su interés y aporte en el uso de desarrollos para los individuos: Uso masivo de computadores, teléfonos móviles, inteligentes, dinero electrónico, criptomonedas, sistemas peer to peer, (persona a persona), redes sociales.
Toda la estructura que sostenía en sistema de intermediación, necesario para que los individuos pudieran concretar el interactuar con otros a nivel global, ya no es necesaria.
La tecnología provee a los individuos de múltiples servicios que lo conectan directamente con otros, y esa simplificación no trae más que beneficios para las personas. No así para los sistemas tradicionales de intermediación y control centralizado, ya que estos sistemas tienen mucho que perder. Estos, son la parte del sistema de la nueva era que no saben como encajar, no son puerta ni ventana, tampoco son los bloques ni los pilares, y definitivamente no son los cimientos.
Hay mucho marketing de los viejos controladores de la economía de papeles, que promocionan cómo benefician a los individuos con su transformación digital.
Pero sólo es camuflaje. La esencia es la misma, quieren y necesitan controlar.
Necesitan que todo pase por sus sistemas.
No hay que perder de vista los verdaderos cambios, aprender sobre las tecnologías que hoy nos permiten evitar las intermediaciones que nos dan el poder de tomar decisiones y evitar riesgos respecto a la nueva economía digital.
De cada uno de nosotros depende leer, aprender, e interesarnos sobre lo que está pasando. Saber de qué se trata esta revolución para poder identificar cuál es un real beneficio para los individuos, y cúal es una publicidad engañosa para no dejarnos salir del corral donde los individuos han sido y aún somos, el activo más importante de los grandes poderes centralizados.
